Historias de cartón (32)


Es lo que hay.
Originally uploaded by Glubeburne.
El trabajo no dignifica al hombre,
el trabajo enriquece al monstruo.

Historias de carton (31)

" If you want to be alone
just be alone.
If you want to watch the sea
just watch the sea...
but do it now!!"

Kevin Johansen
"Sur o no sur"

Historias de carton (30)

A Mario le han robado el móvil.

Frase del día:

"¡¡¡¡¡EL SIGUIENTE!!!!!"

Oficial de policía.

Historias de cartón (29)

Se levantó de la silla, de repente, de repente de la única silla del salón-comedor. Se dirigió al lavadero y rescató una caja de zapatos de entre todas esas cosas que se almacenan por si a caso algo, siempre, vacías, rotas, futuros servibles. De un golpe se arrancó la belleza de su cara y la metió en la caja. Alzó sus brazos y colocó aquel volumen rectangular sobre el armario de su habitación, junto a otra caja de zapatos en la que guardaba las fotos que nunca miraba.


Frase del día:

“ ¿Y como voy a seguir haciendo cine con un bebé?”

Tarita

Historias de cartón (28)

Mario me pidió ayer por la tarde, mientras tomábamos un café con hielo, que contara su historia de amor y desamor en mi blog pero le dije que no, que no tenía ganas de hablar de “pues ella me dijo”, “pues resulta que no me llamó”, “pues seguro que está con otro”,“pues me contó su amiga”, “pues yo creo” ,“pues yo imagino”. Le dije que últimamente no me interesaban demasiado ese tipo de pasares por la vida y que si no le importaba hablaría de sus últimas adquisiciones tecnológicas. Mario no me entendió pero dió un sorbo al café hasta que el recuerdo del cubito de hielo, pequeñísimo, le tocó la punta de la nariz y me dijo que hiciera lo que me diera la gana. A Mario le gusta que hable de él, eso es lo que yo no entiendo…y…así andamos los dos, sin entendernos pero reposados en la confianza que nos proporciona la amistad de cada vez más años…

Mario se ha comprado un reloj y un móvil. El reloj es un Casio, cuadrado, metálico, con ese aire de ayer, perfecto para dar un gramo más de modernez a su cuerpo. Es un reloj completísimo: hora, fecha, cronómetro, agenda de teléfonos, alarma y sobretodo water resist. Mario anda obsesionado con el fluir del tiempo, lo rápido que pasa, lo raro que parece, lo que se dilata pero curiosamente hasta ahora no había llevado reloj. Esta semana ha puesto un Casio en su vida y se asusta cada vez que lo mira porque dice que los segundos andan como locos, que no paran ni un momento. Mario dice que el reloj le pesa. También le pesa el móvil nuevo: en la pantalla aparece la hora junto a una llave de bloqueo. El movil le parece pesar un poco menos porque tiene más botones y menús en los que perderse, suenan melodías y puede hacer fotos. Cuando Mario me contó lo de la cámara los párpados de los ojos se le abrieron y una ceja se le levantó más que la otra, dibujó una leve sonrisa y me dijo: “Esther, creo que te voy a ayudar a darle un aire nuevo a tu página de fotos en internet”. Yo fruncí el ceño, arrugué la nariz, me salieron unas arruguitas en la cara y me mordí el labio inferior con los dientes para contestarle en voz baja: “Uffff, Mario, qué miedo!”. El movil de Mario es un Nokia de cuatro números y Mario dice haber descubierto uno de los mejores juegos de la historia. El acceso es el siguiente: Desbloqueo (más que nada para olvidarse del tiempo), menú, mensajes: seleccionar. Mensajes de texto: seleccionar. Buzón de entrada: seleccionar. Elegir un mensaje recibido al azar: seleccionar. Leerlo es opcional ya que lo importante es poder acceder a la opción respuesta y seleccionar. En ese instante aparece en pantalla: Sí; No; OK; Gracias; Felicidades; Feliz cumpleaños; Yo también; Besos y abrazos; Lo siento; Siento el retraso. Allí están reflejadas todas las historias con las que Mario puede jugar. Mario me pidió ayer, de camino a mi moto, que le contara un instante feliz. Ahora le envío un SMS: Mario: siento el retraso, de verdad que lo siento, la historia ya la sabes y el instante es ahora, ese ahora que cuando leas ya habrá pasado. Yo también le quiero y le mataría a besos y abrazos pero… entre tanto sí y no con el que me marea no sé si soportaré que el año que viene no me envie infinitas felicidades el día de mi cumpleaños. Ok? Ha quedado claro? Bueno, de todas maneras… muchas gracias por el café de ayer.


Frase del día:

“…y voy a perder la música…y voy a perder las mujeres…”

D.G.

Historias de carton (27)

Mario tuvo un sueño anoche justo antes de quedarse dormido. Se estiró en la cama, acurrucado entre dos almohadas, extendido sobre la sábana bajera y cubierto por un nórdico de plumas de mentira, todo a conjunto, oferta del Ikea. Ayer fué un día de “irse a la cama” de esos que mientras trancurría deseó recordar a la mañana siguiente porque, a diferencia de los “días de irse a la cama” que no le importaba olvidar, apagó la radio para poder oir el sonido de una tormenta. Mario solía quedarse siempre dormido con la radio puesta. Tenía una minicadena con un botón fantástico que al apretarlo hacía que las voces se apagaran en un tiempo determinado, concreto, un tiempo que él decidía. Cada noche tocaba el botón y así creía que su vida era tan increible que incluso podía convivir en armonía con sus rutinas. Pero ayer hubo tormenta y Mario se fué a saltar con las gotas de lluvia. Se convirtió en macetero, en manguera tirada por el suelo, en cactus, en limón y en tendedero vacío. Saltó hasta poder verse a si mismo finalmente convertido en una línea que le pareció no tener fin. Estuvo rato creyendo ser un tramo de algo infinito. Notó desplazarse a lo largo de aquello que era al mismo tiempo él y los otros. Se puso a pensar si el resto de tramos tendrían la misma imagen que él sobre lo que en conjunto eran, la imagen de una línea recta, negra y fina que acababa en un punto, un punto dentro de una línea infinita. Después de todo esto cerró los ojos y durmió.

Ayer hubo tormenta y Mario soñó despierto.


Frase del día:
“ ¡Mira! ¡Un hombre con alas!”

E.G.

Historias de carton (26)

Frase del día:

"Espero que algún día te quieras aunque sea sólo la mitad de lo que te quiero yo."

D.J.

Historias de carton (25)


San Isidro
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Frase del día:

"I'm just a soul"

Nina Simone versionando a The Animals.

Historias de carton (24)

Se me ha caído una enciclopedia al suelo. Ayer se me cayó una estantería. Podría decir ahora mismo que me jode este exceso de gravedad a mi alrededor.

Historias de carton (23)

La poesia no está muerta por suicidio: la poesía está muerta porque la hemos matado. Bueno esto es lo que pienso hoy jueves a las 02:46 después de acudir al Festival de Poesía de Barcelona. Ángeles con alas escondidas bajo túnicas de palabras que aún no han perdido el alma intentan hacer posible el milagro de la resurrección. Esto lo pienso hoy jueves a las 02:51 después de haber ido, también esta misma tarde, a una lectura de poemas de Manel Rivas.


Frase del día:

"Es que los pulpos son como extraterrestres y nosotros también."

M.R.

Historias de carton (22)

Frase del día:

"A ver... si tu te encontraras con un unicornio ¿qué es lo que harías?"
P.R.

Historias de carton (21)

No sé...es que me he dado cuenta de que hace ya poco más de un año que empecé con esta historia del blog. ¿Y para que engañarme ni engañar a los que me conocen? Ya me engañaré cuando hoy apague el ordenador y empezaré a engañar a los demás mañana, justo después de tomarme mi cortado en el bar de la esquina. No sé...que me hace como ilusión eso de que haya pasado un año y yo siga escribiendo mis cosillas. A veces me da por pensar que ésto tiene muchos sentidos, otras, que no tiene ninguno. A veces pienso que soy una modernilla de esas con las que tanto me meto, a veces que ésto es más serio de lo que parece. A veces creo que escribo cosas cojonudas, a veces lo borraría todo porque me parece que es una gran mierda. A veces, aunque no me crea alguien, me da por no pensar nada. La cosa, como ya he dicho antes, es que el blog me hace simplemente ilusión y ese simplemente lo es todo. Y cuando me pongo así, un poco ñoña, como ahora, siempre veo a Heidi. La culpa estas apariciones imprevistas de esa pequeña niña en mi cabeza la tiene mi madre. Antes de nacer, cuando todavía navegaba en los efluvios que me proporcionaba su hermosa barriga, mi madre se sentaba en una silla de la que acabaría por llamarse "salita de estar", frente al televisor. Allí estaba ella, acaricíandose y acariciándome, viendo los capítulos de Heidi para que, como me explicaría más tarde, "se me fuera pegando to lo bueno". Y así he salido yo, medio gilipollas, pensándome que vivo en una cabaña de la montaña, que todos los quesos son redondos y todos los niños se llaman Pedro. En realidad no sé que se me “pegó” pero a ver que piensan los psicoalgos sobre esa asociación entre estados de ánimo de cierta felicidad con imágenes de Heidi gritando como una loca bajando por una ladera. Y se me ha juntado lo del blog, lo de que hace una año que lo tengo, con lo de que pronto tendré un año más, con que me parió mi madre, con que mi madre el otro día me preguntó “ y en eso que dices que escribes…, has escrito alguna vez sobre mi? “ He tardado un año en decir algo sobre mi madre y quizá lo de Heidi no sea lo mejor que pueda decir sobre ella (¡Peligro!¡Peligro! ¡Qué me vuelvo a poner noña y aparece la niña!) lo mejor…

Buenas noches.

Historias de carton (20)

Frase del dia:
"Últimamente a mi me da que somos todos insignificantes,...
...con nuestras cositas".
P.R.

Historias de carton (19)

Se despertó ya de madrugada y se escondió bajo las sábanas haciéndose creer que era para matar al frío. La verdad es que se cubría con la tela rasposa para despistar a los rayos de sol que empezaban a colarse por los agujeritos de la persiana. Las motas de luz, al principio, tocaban solo una punta de la cama, muy cerca de sus pies. Luego discurrían y corrían pero no dudaban.
Las motas de luz,
como hormigas,
sobre las sábanas…
…pero ella seguía escondida aquella mañana y vió como la invasión de las motas se convertía sobre su cabeza en un cielo de día lleno de estrellas, su propio cuadro de Magritte. Y entonces pensó que quizá le daría lo mismo si aquella mañana, en el portal, se topaba con la vida saliendo de la panadería con el desayuno en una bolsa, que le daría lo mismo, quizá, si tras el encuentro con ella, moría de llanto o de risa. Puto cuadro, puto cuadro, rojo, no sabía porqué. Y le vino a la cabeza una imagen de una niña con sombrero redondo, traje escolar, con los calcetines subidos hasta las orejas, en gris y azul marino, mirando al suelo, haciendo morros, enfadada. Lluvia, un poco de viento, muy poco, y la niña sin moverse, sosteniendo el cuadro rojo. Y la niña se transformó en muchas niñas, se multiplicó, se sumó, se restó, se hizo matemática y el cuadro explotó y se la comió. Y se quedó sin niña en la cabeza y con miles de cachos de cuadro rojo exparcidos por los ya habituales deslugares. Respiró. Pasó el tiempo en su habitación sin paredes, y pasó sin ritmo, sin cálculo, sólo de una cosa a otra.

Historias de carton (18)

"Transforming To A Toy"

Frase escrita en una postal que cuelga en mi escritorio.