Historias de carton (27)

Mario tuvo un sueño anoche justo antes de quedarse dormido. Se estiró en la cama, acurrucado entre dos almohadas, extendido sobre la sábana bajera y cubierto por un nórdico de plumas de mentira, todo a conjunto, oferta del Ikea. Ayer fué un día de “irse a la cama” de esos que mientras trancurría deseó recordar a la mañana siguiente porque, a diferencia de los “días de irse a la cama” que no le importaba olvidar, apagó la radio para poder oir el sonido de una tormenta. Mario solía quedarse siempre dormido con la radio puesta. Tenía una minicadena con un botón fantástico que al apretarlo hacía que las voces se apagaran en un tiempo determinado, concreto, un tiempo que él decidía. Cada noche tocaba el botón y así creía que su vida era tan increible que incluso podía convivir en armonía con sus rutinas. Pero ayer hubo tormenta y Mario se fué a saltar con las gotas de lluvia. Se convirtió en macetero, en manguera tirada por el suelo, en cactus, en limón y en tendedero vacío. Saltó hasta poder verse a si mismo finalmente convertido en una línea que le pareció no tener fin. Estuvo rato creyendo ser un tramo de algo infinito. Notó desplazarse a lo largo de aquello que era al mismo tiempo él y los otros. Se puso a pensar si el resto de tramos tendrían la misma imagen que él sobre lo que en conjunto eran, la imagen de una línea recta, negra y fina que acababa en un punto, un punto dentro de una línea infinita. Después de todo esto cerró los ojos y durmió.

Ayer hubo tormenta y Mario soñó despierto.


Frase del día:
“ ¡Mira! ¡Un hombre con alas!”

E.G.

1 Comments:

Blogger Glube said...

Pues que te parezca hermoso incluso con faltas de ortografía me parece sencillamente increíble!!!! Jajajaja!!
Saludos!!!

miércoles, 18 mayo, 2005  

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