Bajo la sombra de una acacia (3)


Hay noches en las que todavía busco el sonido de los grillos. Hay días que recuerdo cuatro mil pelícanos rosas chapoteando en un lugar imposible de mirar…y aún buscando, aún recordando…quizá yo no estuve allí. De lo único que estoy segura es que un hipopótamo aplastó mi cerebro y sólo me dejó libre los ojos. Ahora, con estos ojos de ver, no puedo más que intuir como mi corazón muere por seguir palpitando escondido tras los arbustos. De vez en cuando, oigo un susurro que llega desde lejos que me dice que me deje llevar por los latidos y es justo en ese instante cuando, de repente, aparecen en mi habitación cuatro mil pelícanos rosas bailando al son de los grillos

Bajo la sombra de una acacia (2)

Este adiós
no maquilla un hasta luego.
Este nunca
no esconde un ojalá.
Esta ceniza
no juega con fuego,
este ciego no mira hacia atrás.
Este notario firma lo que escribo,
esta letra no la protestaré.
Ahórrate el acuse de recibo
estas vísperas son las de después.
A este ruido tan huérfano de padre
no voy a permitirle que taladre
a un corazón podrido de latir.
Este pez ya no muere por tu boca.
Este loco se va con otra loca
Estos ojos…
…no lloran más por ti.

Joaquin Sabina