El encanto de la ballena (17)

No sé porqué razón te sorprendió tanto que me lavara los dientes con un cepillo eléctrico. A mi me sorprendió más que te sentaras en el sofá de mi casa. Mientras te oía de fondo desde el baño, como cuando enciendo la radio por las mañanas, me seguí sorprendiendo y la sorpresa dura hasta hoy. Creí aparecer de repente. Yo estaba porque había otro. Cuando ando sola me voy tan lejos que me pierdo y al no encontrarme, pienso que no estoy, ni soy. Y vuelvo a relamerme cuando digo lo extraño que me sigue pareciendo todo… Mi dentista, en su última excavación, me pidió que escribiera la carta a los Reyes Magos.

Queridos Reyes Magos:

Supongo que me permitirán que haya canviado el folio garabateado con eles torcidas y os con el palito hacía arriba por un texto en word. Me lanzo de nuevo a pedir sin medida, sin que me importe nada, con la lección demasiado aprendida del querer tener. Cuando paseis por mi casa dejadme en algún rincón silencioso un saco de ilusiones. Ya está. Eso es lo que quiero. Bueno…y porque se lo prometí a la Nurita, dejadle en su casa otro. Ella, en realidad, pide un saco de cosas con otros nombres, pero creo que, como las del mio, son todas también solo ilusiones.

Saludos.

Esther

PD: ¿Y otro saco para J.L?


If she wants me
I wrote a letter on a nothing day
I asked somebody “Could you send my letter away?”
“You are too young to put all of your hopes in just one envelope”
I said goodbye to someone that I love
It’s not just me, I tell you it’s the both of us
And it was hard
Like coming off the pills that you take to stay happy
Someone above has seen me do alright
Someone above is looking with a tender eye
Upon her face, you may think you’re alone but you may think again
If I could do just one near perfect thing I’d be happy
They’d write it on my grave, or when they scattered my ashes
On second thoughts I’d rather hang about and be there with my best friend
If she wants me

And far away somebody read the letter
He condescends to read the words I wrote about him
And if he smiles, it’s no more than a genius deserves
For all his curious nerve and his passion

I’m going deaf, you’re growing melancholy
Things fall apart, I don’t know why we bother at all
But life is good and “It’s always worth living at least for a while”

If I could do just one near perfect thing I’d be happy
They’d write it on my grave, or when they scattered my ashes
On second thoughts I’d rather hang about and be there with my best friend
If she wants me

If you think to yourself “What should I do now?”
Then take the baton, girl, you better run with it
There is no point in standing in the past cause it’s over and done with

I took a book and went into the forest
I climbed the hill, I wanted to look down on you
But all I saw was twenty miles of wilderness so I went home


Belle and sebastian

El encanto de la ballena (16)

Mi casa es muy pequeña. Las paredes están salpicadas de gotelé, una textura que odio. No atravieso habitaciones: bordeo obstáculos. Eso sí, la terraza es preciosa incluso cuando no tengo tiempo de verla.

Hace frío y no me apetece salir.

A través de las ventanas veo algunas plantas. Espero que estén bien.

Hace frio.

En mi casa tengo una mesa para escribir pero no una para comer. No hay espacio y debo elegir. Una vez intenté colocar una pequeña mesita en lo que yo llamaría por ejemplo “panulorio” siendo en realidad un salón. Era una mesa de roble que había traído hacía tiempo de Almeria y que aguardaba en el trastero de casa de mi madre el momento de mi independencia. Acabo de medir el "panulorio": 2,20mts. X 3,40. Cuadrado. En una de las paredes largas está la puerta de entrada y una ventana. En la otra, hay tres puertas: cocina, baño y dormitorio. En este fantástico cubo es complicado lo de la mesa. Y sí, una vez, en ese intento por darle importancia a la comida, coloqué la mesa y una silla. Ocurrió que me senté el primer día, para estrenarla. Volví a comer sentada en el sofá. La mesa me molestaba pero me costaba quitarla. Una tarde me quedé mirándola una rato y quizá no sea necesarío decir que no me era posible obserbarla desde la distancia. Vi la mesa con una sola silla como si se tratara de una naturaleza muerta. Me puse de seguida a hacer cambios en el panulorio, en la casa entera. Hacía tiempo que no veía un cuadro como ese colgado en ninguna de mis paredes hasta que ayer volví a quedar contigo. Mientras hacía tiempo para encontrarte envolví tus regalos de Navidad, como bien sabes, cuadrados los dos no como las curvas de mi cuerpo ni los recuerdos bonitos que dices que aún conservas. Metí los regalos en una bolsa y la dejé caer como un péndulo en la maneta de la puerta de la entrada. Seguí con mis cosas. Cené en el sofá-cama y me quedé dormida mientras esperaba a que volvieras a llamar. Ya entre sueños me desplacé hasta mi verdadera cama que sigue siendo Finlandia, un lugar invetado, frío, lejano, en el que no he estado nunca pero al que creo viajar cada noche. Al despertarme hoy he vuelto a ver un nuevo cuadro, otra soledad muerta. Cuando acabe de escribir esto me levantaré y descolgaré la bolsa y guardaré los regalos cuadrados en alguna esquina del panulorio. No siento la soledad pero, a veces, la veo tan clara frente a mi y a tan poca distancia que no puedo evitar notar como me pellizca la mejilla.

Hace tiempo que no me pongo azucar en el café pero, aún así, sigo depositando una cucharilla en la taza. Supongo que es otra excusa más para poder contornearme en la nada.

El encanto de la ballena (15)

Oigo como retumban en mi cabeza las voces que, reclemando historias felices, vienen desde afuera.

¡Callad todas!

El encanto de la ballena (14)


Las ciudades
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Y entonces fue que dijimos, señor, dános la gracia de
levantar ciudades iguales a los arboles, que llegan a estar maduros
antes de quedarse secos...Génesis, Capítulo 1972, versiculo primero
del futuro testamento.

Ciudades, fundadas para odiar
Ciudades, tan altas, ¿para qué?
Ciudades, cada vez de pie
Ciudades, al polvo volverán

Ciudades, fundadas para odiar
Ciudades, tan altas, ¿para qué?
Ciudades, cada vez de pie
Ciudades, al polvo volverán

Si aquí la estrella no se ve jamás
y aquí la tierra y sierra y sol se van
y reinará la soledad total
Que escrita fue la destrucción final

Ciudades, fundadas para odiar
Ciudades, tan altas, ¿para qué?
Ciudades, cada vez de pie
Ciudades, al polvo volverán

Qué lindo será reconstruir
Querido, besáme hasta engendrar un hijo
Con vuelo de albañil en paz
Qué lindo me nacé una ciudad
Qué calle me sangra por los pies
Qué fuente parió mi corazón con???
Y en cada charco habrá un pichón de mar
Y en cada fragua un inventor de sol
Y en cada puerta la inscripción astral
Y en cada triste un aprendiz de Dios

Ciudades, ciudades ¿qué seran?
Ciudades, sentí su anunciación
Ciudades ya empiezo a construir
Ciudades, del polvo volverán...

Ciudades, ciudades ¿qué serán?
Ciudades, sentí su anunciación
Ciudades ya empiezo a construir
Ciudades, del polvo volverán...


Las ciudades
Horacio Ferrer y Astor Piazzolla

El encanto de la ballena (13)

Ayer me perdí en una ciudad buscando un número. Empecé a caminar mirando todos los portales intentando encontrar un “20”. No lo conseguí. Fué tan absurda, descaradamente sencilla, la manera que tuve de darme cuenta de que aquella ciudad era pequeña…Y sé que te ríes cuando te lo cuento. Yo también me río. Hoy he regresado a mi casa, un apartamento en el primer piso del portal seseinta y cuatro, en una calle muy estrecha y corta. La conozco bien. Continúo perdida… Ahora, amigo, vamos a intentar seguir riéndonos.