El encanto de la ballena (1)

Se encontraron en una discoteca que ya no estaba de moda en la que sonaban las mismas canciones desde hacía quince años, canciones que… les seguían haciendo vibrar aunque ahora eso nada tenía que ver con la música sino con la evidencia del paso del tiempo. De nada servía el inglés que habían ido aprendiendo porque preferían seguir cantando rompiéndose las cuerdas vocales y chillar como entonces todas aquellas sílabas que inventaron cuando todavía no sabían nada, que no significaban nada pero que ahora parecían cobrar todo el sentido del mundo. Y así los dos se medio-vieron cuando se dijeron “Papa dont prich, Aim in lobi tim. Papa dont prich!!!!!". Después de este instante mítico con Madonna cogieron un taxi y se fueron a una cama. Se quitaron la ropa y la conciencia. Desnudos y solos se golpearon los cuerpos. Él desbordó toda su fuerza sobre ella, envistiendola, ahogádola. Ella desapareció. Se esfumó y no regresó hasta que sintió la descarga de la pasión malformada. Se quedaron quietos unos segundos. Ella se despegó del otro cuerpo con los brazos y sintió un besó. Él se quedó a su lado, rozándole con el codo y con el pelo. Hubiera sido el momento de fumarse un cigarrillo pero lo estaban dejando así que tuvieron que columpiarse en un silencio que hubiera sido eterno hasta que quizá ella le hubiera invitado a un café. Pero no fue así. Él puso su cabeza entre sus pechos sin importarle el sudor ni aquel olor desconocido que ella desprendía y cerró los ojos para quedarse dormido. Ella le recogió con sus brazos y le acarició en suave y le cantó una canción que nadie podía escuchar, silenciosa como las palabras que no pronunciaban. Así ella desbordó toda su fuerza que a escondidas también envestía y ahogaba. Así ella lo hizo desaparecer mientras surgía un niño entre sus brazos.

Poliedros (20)

“Ella ignoraba su nombre y el monstruo de insuficiencia que es un nombre, y su propia imagen aún no le había ocultado el mundo, que sólo es para nosotros el guardarropa donde vestir nuestra imagen.”

Se han acabado los Poliedros. Me voy de viaje. Ya puedo empezar a creer que no debe ser sólo una coincidencia que cada vez que hago la maleta me de por cambiarle el nombre al post.

“(…), demente y razonadora, con su paquetito de viaje envuelto en un pañuelo, obtusa, contándole a la obtusa corteza historias deshilvanadas de reinas profanas, de matanzas en septiembre, de puñal y de mandato divino: como un autor, pensé, que no sabe de qué habla ni para quíen, pero que se basa en la proliferación de palabras huecas para exigir a los cielos una categoría única, y en la muerte desastrosa, asumir un nombre memorable. El árbol ciego chorreaba.”

Dejo sobre la mesa la historia de la mujer del orfebre, la del chico que trabajaba en una fábrica donde hacían tapas de water con cáscaras de avellanas. Bajo la almohada, una historia que tengo que aprender a escribir. Y esto que digo no es una metáfora ni va con doble sentido, ni nada tiene que ver con ninguna de esas pájaras mentales con las que tanto disfruto: tengo ganas, cuando vuelva, de escribir una pequeña historia y no tengo ni idea de cómo hacerlo. Así que bienvenido sea el tiempo. Y si es hueco el nombre, desastrosa la historia y me muero y no voy a los cielos…quizá no me importe.

“El verano ríe entre los tilos, la sombra se inclina sobre la puerta cerrada, todo cambia poco a poco.”

Quizá algún día me olvide de los detalles, de las cosas pequeñas. No recordaré nada. ¿Y si no estás tú para poder devolverme el momento que compartimos, el momento en el que te dije gracias por ir dándome golpecitos en las piernas para que fuera descubriendo mi propio camino? Ahora suena “la chica de ayer” mientras siento eso que va cambiando poco a poco.

“Hubiera querido llorar, y sólo pude extasiarme: porque las palabras se derramaron de pronto, ardientes contra las frescas bóvedas, como canicas de cobre echadas en una vasija de plomo.”

Me voy con “La mujer justa” y volveré no sé con qué.

Fragmentos de Pierre Michón en Vidas minúsculas.

Poliedros (19)


The dream of horses
Originally uploaded by Glubeburne.



Judy wrote the saddest song
She showed it to a boy in the school today
Judy , where did you wrong?
You used to make me smile when I was down
Judy was a teeneage rebel
She did it with a boy when she was young
She gave herself to books and learning
She gave herself to being number one
Judy, I don’t know if you’re gonna show me everything
Judy, I don’t know if you’re gonna show me everything

Judy got a book at school
She went under the cover with her torch
She fell asleep till it was morning
She dreamt about the girl who stole a horse
Judy never felt so good except when she was sleeping
Judy never felt so good except when she was sleeping

Judy, let’s go for a walk
We can kiss and do whatever you want
But you will be disappointed
You will fall asleep with ants on your pants
Judy, you’re just trying to find and keep the dream of horses
And the song she wrote was July And The Dream Of Horses
Dream of horses
You dream of horses

The best looking boys are taken
The best looking boys are staying inside
So Judy, where does that leave you?
Walking the street from morning till night
With a star upon your shoulder lighting up the path that you walk
With a parrot on your shoulder, saying everything when you walk
If you’re ever feeling blue
Then write another song about your dream of horses
Write a song about your dream of horses
Call it Judy An The Dream Of Horses
Call it Judy An The Dream Of Horses
You dream of horses.


Judy and the dream of horses
Belle and Sebastian

Poliedros (18)

Resvalan las gotas sobre la cáscara de su casa. Nota que puede deslizarse sobre el frescor de la piedra. Saca los ojos como cuernos para envestir la naturaleza que la lluvía le ha prometido . Sin poder evitarlo, en un movimiento, roza el filo de una hoja y se desploma un globo de agua. El caracol esconde su cuerpo mientras espera a que el mundo se seque…Y los pulpos son extraterrestres...Y los caracoloes también…Y… lo peor del blog es que me ha contaminado. Ahora hablo como escribo o pienso como hablo o yo que sé (ahora diría siete palabrotas seguidas!!!!) ¿ Será que la gente no me entiende porque hablo escupiendo demasiadas metáforas? Tengo suerte de que, si es cierto que esto me está pasando, por lo menos, estando de vacaciones, no voy a perder el curro. No me imagino a mi jefe preguntádome constantemente eso de..”pero, bueno…con eso que quieres decir?” y entonces tener que hacer varias traducciones para acabar gritando: ESTOY CANSADA, NECESITO DORMIR!!! Y…NO!!! NO ME PARECE UNA BUENA IDEA ESO DE QUE A LAS TRES DE LA MADRUGADA DECIDAS QUE NO TE GUSTA EL COLOR DE LA HABITACIÓN!!!! Y por querer volver a lo del caracol…que hago? A mi lo del caracol me gusta aunque no se entienda…como mi madre, que la adoro, pero nunca la entiendo, nada de nada. ¿A ver si esto de explicarse con metáforas no va a ser un contagio sino más bien una característica genética?

Poliedros (17)

Poliedro con derecho!!!! Literatura…jajajaja!!! La cara alegre no es necesarío descubrirla porque esa no se esconde. Y como siempre, las teorías planean sobre mis coletas del pelo y a modo de vaca, las golpeo para tocarlas y creer que son ciertas. Siempre he pensado que el llanto compensa a la risa y esa debe ser la razón por la que lloro tanto. Y seguro que existe alguna otra teoría que explique porqué hablo de limpiar las baldosas y no de ordenar los cd’s que otra parte de mi poliedro desordena. Si ayer hubiera hablado de eso, hubiera hablado de grandes descubrimientos, de viajes, de personas a las que amo pero… igualmente hubiera acabado con mil preguntas. Y es que... ¿Quien me explica lo que ha pasado este año y el resto de los anteriores para que Shakira acabe entre Saint Etienne y St Germain, Tindersticks justo antes que Toquinho, Beck justo después de Bebe, Manta Ray entre Maite Martín y Manolo García? ¿Qué ha pasado este año y el resto de los anteriores para que sáltandome todas las normas de “como ordenar los cd’s de una manera lógica” a John Coltrane y a Franco Battiato no los pueda separar? Ambos se sientan en una repisa especial y en tardes de lluvía oigo a John explicarle a Franco como encontró el amor supremo. En mañanas de sol oigo a Franco explicarle a Jonh porqué las palomas, cuando vuelan , hacen cucurrucucú. Y así siguen pasando los días, entre mañanas, tardes y noches. Y hoy, como ayer, me habría detenido en minucias porque hoy, como ayer, lo más importante vuelve a ser ese amigo al que finalmente he llamado y sigo llamando amigo.

Poliedros (16)

Ha llegado agosto, el verano y con ellos los minúsculos oficios de las vacaciones. Aunque... esos trabajos que me busco…no están del todo mal. Es un placer hacer una cola interminable en comisaria para volver a tener el carné de identidad o en la jefatura de tráfico para conseguir que te vuelvan a permitir conducir el coche. Es una delicia y me puedo considerar afortunada porque no me robaran también el pasaporte (!!!) Y qué decir del ponerme a ordenar el armario que ha ido acumulando ropa mal puesta y de la grasa de la cocina, que no me molesta nunca, más que en verano. Podría estar en la playita tomando el sol pero…no: hay que tenerle un respeto a cualquiera que sea el oficio y las baldosas de la cocina las limpio en verano. Pero, como en tantas otras cosas, también tengo mi oficio de verano preferido: regar las plantas de los amigos. Esta tarde tocaba en casa de una de las parejas a las que más amor tengo. He llegado un poco tarde pero no me ha importado, en realidad no tenía prisa por ir a ningún otro sitio así que, decir que era tarde, es absurdo. Había oscurecido y punto. He encendido la luz, la cadena de música y he colocado el bolso en una repisa de la entrada. Mientras revisaba el móvil, quizá por saber la hora (otra vez absurdo), quizá por esperar una voz de último momento que me propusiera ir a tomar una caña) he notado algo extraño detrás de mi. Ha sucedido todo en un segundo. Casi inapreciable por lo pequeño que ha sido. Un tercio de un latido. Lo extraño detrás. El miedo dentro. Estar segura de estar, sola. Girarme. El susto. Y de nuevo volver al ritmo habitual del tiempo y empezar a reir como una completa idiota al ver mi propia imagen reflejada en un espejo en el que ni me había fijado al llegar. Quien reía era también yo. Quien escribe también soy yo. Quien se entretiene explicando todas estas minucias de su vida por no explicar lo que realmente le importa también soy yo. La jardinera de temporada que no se atreve a llamar a un amigo, concreto, con nombre, también soy yo. En casi otro segundo aparecen también las ganas, las palabras, las mil razones que podrían explicar mis actos, la vergüenza, el no entender nada pero creer estar demasiado segura de sentirlo todo. Y otra vez el tiempo se revuelve lento y yo me ahogo con lo que me queda, que son todo excusas.