Alguien, desde el otro lado de la sala gritó: “
¡Viva Cuba!”. A lo que otro alguien respondió con la misma potencia de voz: ¡Viva, Cuba, Libre! Un disparo se oyó:
¿Y tú qué sabes!? De esta forma tan estúpida empezó la discusión de los “álguienes” en la sala de los callados. En cinco minutos aumentó la
Adrenalina en aquel lugar estando seguros de que sólo disminuiría con el lanzamiento de cubos llenos de
Agua, de
Agua con sal o con la aparición del capitán
Alatriste, el único hombre en la tierra capaz de calmar con su exceso de aburrimiento aquella guerra de frases sin sentido y proporcionarnos así
Algo parecido a la felicidad. Pero no sucedió nada y la discusión continuó, precipitándose hasta obligarnos a estallar de risa para poder disimular la locura. En un arrebato de absurdidad, me dijo mi amigo
Ant Bully: “Bienvenido al hormiguero“ La frase cierto es que era absurda pero acumulaba en los extremos algo ligeramente bello que nos hizo sentir no tener
Arena en los bolsillos y viajar de repente desde aquel lugar hasta los
Arrecifes de Coral siendo a ratos un poco Peter Pan, a ratos un poco Alicia y a ratos
Asterix y los vikingos. Pero el cielo también se nubla, como los techos de las salas de frases estúpidas, quizá porqué los dioses también discuten y se vuelve todo mientras vuelas
AzulOscuro CasiNegro y no puedes ver como se acercan en línea recta hacía ti un grupo de
Bandidas, todas completamente “
C.R.A.Z.Y.” montadas en sus espléndidos
Cars, atacando frontalmente cada una de ellas con una ingenua
Carta de amor, diferente, “especial”, todas de mentira. Pero yo, que pertenezco al grupo pseudoneoliberal de
Cineastas en acción y que me crié y aprendí de la vida en la
Ciudad sin ley (Edison) , no le temo a nada ni a nadie y que aunque mi capa anda un poco raída por el desánimo aún puedo escuchar siempre que decido dejar de volar el sonido firme de mis pasos sobre el camino: “
Clerks, Clerks,” Me olvido de las cartas, de los mensajes, de los encuentros, de millones de mentiras, de la
Corrupción en Miami, de las fiestas en Marbella, y me marco un
Desayuno en Plutón con el
El amigo de mi amiga, nada más. Como estrellas de queso y repito eso de que no tengo miedo a volver a volar y cuando menos me lo espero, después del desayuno en mi planeta que no existe, surge sin querer
El amor después del mediodía. Pero…un amor que no está regido por ningún
código Da Vinci, donde yo no me siento
El intruso, ni
El jefe ni
El perro mongol. Un amor tan extenso que llega hasta
El próximo Oriente, y con el que noto que
El rayo verde me atraviesa el estómago arrojando cientos de mariposas en mi cerebro. Y en el envoltorio de ese amor me vuelven a contar
El secreto de Anthony Zimmer y el del hijo de la vecina y el de los padres, el de la vida desgraciada, el del lado oscuro. Esos secretos ya los he oído antes. Se escapan las mariposas y el rayo me parte ahora en dos. Me convierto otra vez en mujer de paso cansado cubierta por capa raída. Sigo caminando acompañada por la cadencia del ritmo que va marcando el pasar. El tiempo, a veces es de terciopelo rojo. Me doblo. He descubierto el repentino orgullo del otro, su ambición por realizar algún día
El viaje del emperador que arrasa con todo y como siento que formo parte del todo, antes de que me desgasten el color de los ojos, de que me agrien el alma y me borren las manos, regresaré a mi camino dejando que
El viento que agita la cebada meza mi capa y aligere mi andar. No negaré que en cierto momento,
Factotum momento, ráfagas de realidad me alertaron de tu no verdad pero supongo que extrañas
Fuerzas de la naturaleza me hicieron desatender el aviso y caí como un gato, de pié, sobre las cuatro patas, perdiendo una vida y anhelando vivir seis.
Garfield...Garfield nunca odió un lunes tanto como yo aquel día que vino después del domingo, cuando apareciste disfrazado de idiota cobarde, con la boca llena de vulgaridades y la cabeza de telarañas. Aunque intento dejar los cigarrillos, precisamente aquel día me alegré de poder dar "
Gracias por fumar”: sin tabaco no sé como hubieran transcurrido las horas en las que estando a tu lado me hiciste desaparecer para transformarme en una
Hard Candy, en una dulce Candy. Cada uno de nosotros guarda una
India misteriosa con un
Jorge el Curioso dentro. Cuando Jorge despierta aparece siempre a lo
Kinky Boots (Pisando fuerte). La última vez que me encontré con uno fue en el cuerpo de una mujer con paraguas, salida como de
La buena boda pero con un “yo vengo por parte del novio”. Esa mujer parecía haber recibido
La educación de las hadas .Se convirtió en
La estrella del ring y me contó poco a poco
La increíble ¡pero cierta! historia de Caperucita Roja , con abuelita, cesto de la merienda y lobo incluido. A aquella mujer del paraguas la nombré el segundo día que ví
La joven del agua para recoradr siempre el día que los chorros de las pistolas de plástico atravesaron nuestros cuerpos mientras juntas disfrutábamos de
La máquina de bailar . Aquella noche nunca pensé que ella también resultaría ser
La mujer del aviador y que varias noches más tarde, concretamente en
La noche de los girasoles aparecería sin necesidad de buscarlo demasiado
La sombra de la sospecha que nos conduciría inesperadamente a cerrar
La última puerta, la suya y la mía. Desde entonces cuando ella o yo topamos con
Las diabólicas personas que en
Las noches de luna llena se vuelven
Locos por el sexo nos cogemos de la mano y saltamos, no caemos. Salimos corriendo buscando a todos
Los amigos del novio para olvidar historias rancias, soltando un
Maleficio en forma de
Match Point sobre
Mi mejor enemigo, que es su mejor enemigo, que es algo ya nuestro. Las dos sabemos que quizá también sea el azar quien nos lleve hasta lo que él llamaba
Mi super ex-novia y quizá ella también nos quiera acompañar en el descenso del río asumiendo no comprender en realidad ninguna de nosotras todos los
Misterios del Nilo pero navegando, al fin y al cabo. De no habernos encontrado tú vivirías en la
Monster House del centro de Barcelona y yo en
Munich, un poquito más cerca de Berlín. Si me detengo a contar me salen ahora
Nueve vidas ¿Qué pasó con la que perdí siendo gato? Te confieso that I’m in the
Paradise Now , me siento como
Pauline en la playa, como Elena con el cántaro lleno de agua, con ganas de que lleguen hombres nuevos que cuenten cuentos aunque sean de trapecistas que se balancean en las alturas, hombres que se pinten de marrón cuando suban a un escenario y que lleven sierras en la cabeza mientras buscan paraguas abiertos cuando no llueve, que te digan que te quieren de verdad. El último hombre fue
Pequeño pero matón, un enano en forma de pera, uno más de los muchos
Piratas del Caribe. El cofre del hombre muerto lo deslumbró y lo mató también a él. Ideó un
Plan oculto que falló. Lanzó un
S.O.S. Planeta . Pero el planeta era mi Platón y allí él nunca fue mi
Salvador ni yo el suyo.
Separados, ahora, él por mi que se muera en
Shinobi que yo me quedo en
Silent Hill, sin poder decir todo lo que quiero, lo siento es verdad, pero para mi tranquilidad
I Stay alive !!!Empiezo a oír a lo lejos, muy a lo lejos el
Stomp, ritmos del mundo / Castillo Encantado que se pierde tras la línea que separara el cielo de la ladera de la montaña. Si por casualidad el que se cree
Superman returns, será momento de regresar al
Tiempo de valientes. Si no llego tarde te susurraré la
Tropical Malady una vieja canción malagueña capaz de resumir
Tu vida en 65', la mía…y también la de algunos otros. Iremos a tomar
Un café en cualquier esquina y una cerveza entre los muebles del Navarro. Me explicarás que una vez te prometieron
Una casa en el fin del mundo y que yo pasé un
Verano en Berlín porque me enamoré de un unicornio y que pese a que acabó siendo un burro de carga, si pudiera, me gustaría
Volver.
¿Es necesario escribir todo esto para convencerte de que vayamos al cine?