El delito comun (29)
Propuestas del fin de semana para una mujer que no se atreve a ser surealista: escribir una historia donde aparezca un recalcitrante sandwich mixto o viajar a Alemania para acompañar a una perra embarazada. El plato está servido. Me siento en el vagón de un tren dirección a Castellón y lo primero que oigo mientras espero a que el camarero del bar movil me sirva un cortado es la voz del componente de un extrañísimo grupo de música que pide un sandwich mixto y me pongo a gritrar como una loca, más que nada por si alguien me puede escuchar: “Por favooooor, ¿ podría el mundo dejarme tranquila sintiendo el traqueteo de este tren, inventando mi historia sobre el dichoso sandwich sin la necesidad de que aparezca realmente en mi vida? Gritos perdidos, energía malgastada. Aunque lo intente con todas mis fuerzas mi realidad se besa pasionalmente con mi ficción y con tanto morreo de por medio una no puede vivir en paz. Llego a mi destino y me transportan en coche a Valencia y luego en avión hasta Palma de Mallorca para acabar pasando la noche en una ciudad que sólo tengo tiempo a intuir. Allí dejo a la perra con los cachorros aún flotando dentro de ella, evitando de esta manera que la muerte les asalte en una perrera valenciana ¿Y qué tengo que ver yo con las asociaciones en defensa de los animales? Pues nada. Era viernes y había salido a tomar unas dosis limitadas de alcohol en compañía de un amigo el cual, escondida entre sus virtudes, tiene la habilidad de pronunciar palabras que no entiendo para que con ellas invente historias. Me proponía un duelo a muerte con un “recalcitrante sandwich mixto” y de repente sonó mi tronco-móvil y pude escuchar la pregunta maldita: “qué planes tienes para este fin de semana? Te apetecería acompañar a una perra embarazada hasta Köhl?” Y este tipo de preguntas son peligrosas más que nada por un problema en el pulmón derecho que me impide decir que no (las constituciones de votos no vinculantes han sido uno de los pocos casos de excepción ¿significará eso que poco a poco me voy sobreponiendo a mi enfermedad? Quien sabe…) pues nada, que sin poderlo evitar pronuncié un sí rotundo. En dos días atravesé media Europa, subiendo y bajando de aviones con “Peluda”, la perra callejera, formando parte inconscientemente de una historía que fue bella porque tuvo un final feliz. Durante el viaje yo sufría por los animales ¿y si se ponía de parto en pleno vuelo? Supongo que el repartidor de suerte decidió que aquel fin de semana nos tocara una pequeña porción a todos los que de alguna manera estábamos contribuyendo a que el animal sobreviviera. Llegamos en perfectas condiciones y los alemanes recogieron a la perra para llevarla a su nuevo hogar. Yo pasé la noche en uno de los hoteles más horrorosos que he visto en mi vida y a la mañana siguiente regresé a mi casa sin asimilar muy bien todo lo que había pasado. El lunes me llegó un mensaje que decía: Peluda ha parido nueve cachorros. Si no fuera por esa conciencia que me invade últimamente, pensaría que me he inventado la historia de aquel fin de semana, que no fué cierto nada de lo que pasó, que estuve aletargada en un sueño. Si no fuera por la fuerza con la que me suelen golpear las coincidencias en esta vida, también pensaría que lo del sandwich mixto fué inventado. Si no fuera porque durante una gran parte de mi adolescencia me dediqué a mentir a bocajarro a mis padres, ellos nunca hubieran pensado que en esos dos días me había transformado en una traficante de sustancias ilegales. Si no fuera por una asociación protectora de animales que trabaja a destajo, Peluda y sus nueve cachorros estarían muertos. Si no fuera..., no sería.
2 Comments:
Esto está bien. Todo está bien. Todo está en su sutio (ser como junco que dobla su rama).
Si sigues tocando teclas, acabará sonando una sinfonía. (Aunque sólo se escuche por dentro).
Aunque no me ATREVA, por estar LOCA, a vivir TRANQUILA mientras espero a la DICHOSA MUERTE, soy consciente del PEQUEÑO y al mismo tiempo MALDITO PROBLEMA, que sin PODERLO EVITAR, eso me genera. De momento, solo aspiro a sentir de la manera más honesta posible el tiempo HORROROSO en el que habito, GOLPEANDO de vez en cuando, incluso llegando a disparar a BOCAJARRO, actitudes y situaciones contra las que me revelo por pensar que son más propias de los MUERTOS. Suelo pasar mis vacaciones engullida en ENORMES BESOS, BESOS de personas que no se cansan de amarme y a las que no me canso de amar. Y como diría SenilDion: al final, todo está bien, todo está en su sitio. La música siempre acaba sonando aunque tengas que escucharla sentada en un sofá frente a la tele con el chandal de domingo puesto!!!
Un beso a todos.
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