El delito comun (22)
Acabo de firmar mi sentencia de letargo. Me he enrolado en un proyecto ajeno que seguramente me hará descuidar un poco el mio propio. Está muy bien eso de levantarse por la mañana y ponerse a escribir lo que pensaste ayer, tomar cafés con los amigos que hace tiempo que no ves, “ahhhh! la Familia…”, como dirían los padrinos italianos, comprar el pan, tener amantes, transformarte en aquello que sueñas, jugar a inventarte y… pasar así la vida pero… hay que dar de comer y no a los niños sino a las ideas y es que las ideas también comen! Estoy casi segura de que a partir de ahora las historias de este blog serán más cortas porque mi tiempo también lo será. Y sé que me engaño pensando que quizá esta vez pueda ser diferente. Empiezan a pesar los días que he malgastado creyendo que podría con todo: mis proyectos y los de los demás. Aunque esos engaños, esas medias verdades, esas mentirigillas que me hago a mi misma ya no me castigan, me sirven para tener ganas de reemprender el vuelo después del sueño hacia la otra vida que tengo. Y si no que le pregunten a Verónica, que no lo llevaba tan mal eso de tener una doble vida! He tardado aproximadamente unos ocho años en asimilar la cotidianidad de tener dos vidas que no son paralelas sino consecutivas: acabo una y empiezo la otra y así sucesivamente. He desarrollado mis propios mecanismos para poder caminar de esta manera. En primer lugar ya no creo que una sea buena y la otra mala, oscura, la que no quiero: las dos son lo que son y ninguna de ellas existiría sin la otra (no puedo ni vivir del aire ni tampoco vivir siempre en él). En segundo lugar, pienso un deseo y lo intento cumplir en esos ratitos que me quedan entre el paso de una vida a la otra. Son deseos que guardo bajo una piedra detrás de un matorral y que rescato de vez en cuando para suavizar el choc que me provoca tanto cambio. Por último, me he acostumbrado a la locura de estar un poco loca. Hoy escribo desde el límite ya que el lunes empezaré un nuevo tramo del trayecto, que no será perfecto, como no lo ha sido el que estoy a punto de abandonar. Este fin de semana toca levantar la piedra.
2 Comments:
Pablito pasó por aqui. Disfruto un rato con la lectura de todo eso que pasa tan cerca. Se quedo gratamente impresionado, y solo espera que en este segmento de vida que esta por venir quede espacio para disfrutar de seguir hablando entre cafés y canutos. ARRIBA ESA PIEDRA PATXIIII!!!!
-A ver, chaval, una frase con seto.
-Pueeeees... Ayer ayudé a mi padre a cortar el seto.
-Mubien, mubien. A ver, Senil, ahora tú.
-Pueeees... Ayer encontré a mi vesina escribiendo detrás de unos matorrales y le dije: "¿Pero qués eto??"
Publicar un comentario
<< Home