El delito común (25)

En el camino, esta noche, venía pensando en escribir sobre un tipo de setas que acabo de descubrir en Barcelona. Son unas setas muy pequeñas, donde la gente suele leer cuentos o hacer sonar la música. Están regentados por una sola persona en forma de camarero. Vas allí y te sientas y te sientes como en casa. Bueno, esto es lo que me imagino o lo que espero de esas setas porque, esta noche, he intentado de nuevo entrar en una de ellas y no ha sido posible. Desde hace un mes me envían la información del programa de una seta que han abierto a cuatro calles de mi casa. Ayer, después del trabajo, me acerqué con la moto y no fui capaz de detenerme, el local estaba vacío. Hoy he ido caminando y he pasado de largo porque volvía a estar vacío. Como ya había salido me he puesto a caminar y creo que es la primera vez que he hecho algo así. No he ido a ningún sitio, sólo he caminado. Me he topado con tres personas que cojeaban y enconatrdo dos guantes: uno tirado en el suelo y otro en el pomo de una puerta. He llegado a casa y he pensado lo bien que le sienta al cuerpo salir al campo a buscar setas.

1 Comments:

Blogger Glube said...

La cosa está en encontrar siempre algo, no?

domingo, 27 febrero, 2005  

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