El delito comun (27)
La almohada le dijo: “si te acercas un poco más a la ventana podrás oir mejor el sonido de la lluvia pero si no las traspasas, nunca sentirás el roce de una gota no pudiendo así convertirte en agua, ni en río, ni tampoco en mar de plata.” Se quedó dormido. Despertó a la mañana siguiente y atravesó su ciudad de repente inundada.
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