El encanto de la ballena (38)

Te agarró de la mano tan fuerte que te hizo daño. Te pidió que tuviérais una canción, como las tienen las parejas que salen en las películas. Era adicta a la impaciencia y creyó que aquella música que elegiste al azar la acompañaría durante el resto de su vida sólo porque había sonado en el momento y el lugar que le habían parecido exactos. Pero ahora siente que esa no era vuestra canción. Ahora al oírla ve tu cuerpo en forma de magdalena, dando saltos, mirándola sin querer y queriéndola sin pensar. Algo tan tonto. Cuando dejas de brincar en su cabeza cierra un poco los ojos. Los abre. Va a la cocina. Enciende el fuego. Coloca la sartén en el fogón y la rocía de aceite. La aceitera se vacía y los ajos macerados se quedan como borras y no puede evitar que siempre una gota relama el cuello de pato de cristal. Algo tan tonto. La seca con una balleta que sólo es amarilla y vuelves a su cabeza. “Everybody knows (except you)” The Divine Comedy. Hace años esa canción también le pareció “algo tan tonto”.

2 Comments:

Blogger tirant said...

Opino que el fragmento que va desde coloca la sartén hasta pato de cristal está muy bien. Consigues crear una imagen tan consistente que he estado en la cocina al lado de la coprotagonista viendo como saltaba esa gota de aceite.

¡Qué elegante y poderosa se ve la ballena cuando surca el mar abierto. Y qué triste la encuentro embarrancada en puertos artificiales!

miércoles, 03 mayo, 2006  
Blogger Txe Peligro said...

bonito blog, es mi primera vez, pero volveré. Un saludo!

miércoles, 10 mayo, 2006  

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