Berlin Collage (19)
27 de Junio, 2004
!Qué importante es el día en el que pierdes la virginidad! !Las virginidades! Es que he caído en la cuenta de que existen varias virginidades. No eres precisamente adulto tansolo cuando pieredes la primera, sea cual sea. A una de ellas, la más conocida, se le llama virginidad sexual, y creo que no hace falta explicar demasiado en qué cosiste perderla. Yo he topado con otra, pero quizá haya muchas más aunque todavía no sepa que existan. No sé que nombre tiene o qué nombre ponerle. Lo curioso de esta virginidad es que no puedes concretar exactamente cuando la pierdes. No es un segundo, no es una hora, es un tiempo incontable. Un día empiezas a notar que todo es mentira, que de pequeÒa te habÌan contado demasiados cuentos. Con los de prÌncipes y princesas no hay problema porque de seguida ves que no vives en un castillo, que los hombres no son azules y que tu padre tiene un un Fiat Punto en lugar de una carroza. El monstruo “coco” resulta ser en realidad tu propia cabeza y los fantasmas no están tansolo debajo de tu cama. Poco a poco se va viniendo abajo la idea de que el mundo de los adultos es perfecto. Durante la adolescencia “ellos” han estado tanto tiempo diciéndote qué debías hacer, que aunque no les hicieras ni punyetero caso, en tu mente reposaba la absurda certeza de que ellos tenían las ideas bien claras. Eso es una gran mentira, una grandísima mentira. Los adultos, y hago referencia a ellos con la intención de no querer incluirme en un grupo con este nombre, no siempre saben qué hacer, no siempre saben que quieren, no siempre hacen las cosas bien, no siempre nada. Pero que esto sea asÌ me parece tremendamente humano. Lo que no me parece humano es que durante tanto tiempo nos hagan creer justamente todo lo contrarío. Pasan los días en tu vida y sigues pensando, que no siempre tomas las decisiones más acertadas y que tu cabeza está hecha un lío. Y entonces te fustras porque crees que nunca serás aquello que te explicaron que era ser un adulto. Y es que resulta que era mentira. Yo no quiero ser un “adulto”. Quiero ser una persona: equivocarme, hacer las cosas mal, gastar horas de teléfono explicándole a un buen amigo que narices hago con tal o cual cosa... no hay manera de escabullirse ante la realidad, de encontrase con ella cara a cara, así que quizá sea mejor empezar a dejar de decir mentiras. La imagen ideal de nuestros padres no creo se destruyera si nos mostraran que en ellos mismos también descansa parte de lo terrible del ser humano. En cambio, cuando descubrimos que han pretendido escondernos aquello que aun siendo “terrible” es inevitable ya que forma parte de lo que también somos… se despiertan infinitas sensaciones, probablemente desagradables que teniendo en cuenta las que la vida ya trae por si sola, quizá podríamos haber evitado. Algunos nos sentimos decepcionados, otros enganyados, solos, yo que sé… Y aquí estás, en medio de una ciudad donde nadie te conoce, perdiendo virginidades. Después de pensar todo esto no puedo seguir siendo la misma. Volveré a Barcelona inmadura, adolescente, estúpida, buena, mala, morena de pelo y blanca de piel.
!Qué importante es el día en el que pierdes la virginidad! !Las virginidades! Es que he caído en la cuenta de que existen varias virginidades. No eres precisamente adulto tansolo cuando pieredes la primera, sea cual sea. A una de ellas, la más conocida, se le llama virginidad sexual, y creo que no hace falta explicar demasiado en qué cosiste perderla. Yo he topado con otra, pero quizá haya muchas más aunque todavía no sepa que existan. No sé que nombre tiene o qué nombre ponerle. Lo curioso de esta virginidad es que no puedes concretar exactamente cuando la pierdes. No es un segundo, no es una hora, es un tiempo incontable. Un día empiezas a notar que todo es mentira, que de pequeÒa te habÌan contado demasiados cuentos. Con los de prÌncipes y princesas no hay problema porque de seguida ves que no vives en un castillo, que los hombres no son azules y que tu padre tiene un un Fiat Punto en lugar de una carroza. El monstruo “coco” resulta ser en realidad tu propia cabeza y los fantasmas no están tansolo debajo de tu cama. Poco a poco se va viniendo abajo la idea de que el mundo de los adultos es perfecto. Durante la adolescencia “ellos” han estado tanto tiempo diciéndote qué debías hacer, que aunque no les hicieras ni punyetero caso, en tu mente reposaba la absurda certeza de que ellos tenían las ideas bien claras. Eso es una gran mentira, una grandísima mentira. Los adultos, y hago referencia a ellos con la intención de no querer incluirme en un grupo con este nombre, no siempre saben qué hacer, no siempre saben que quieren, no siempre hacen las cosas bien, no siempre nada. Pero que esto sea asÌ me parece tremendamente humano. Lo que no me parece humano es que durante tanto tiempo nos hagan creer justamente todo lo contrarío. Pasan los días en tu vida y sigues pensando, que no siempre tomas las decisiones más acertadas y que tu cabeza está hecha un lío. Y entonces te fustras porque crees que nunca serás aquello que te explicaron que era ser un adulto. Y es que resulta que era mentira. Yo no quiero ser un “adulto”. Quiero ser una persona: equivocarme, hacer las cosas mal, gastar horas de teléfono explicándole a un buen amigo que narices hago con tal o cual cosa... no hay manera de escabullirse ante la realidad, de encontrase con ella cara a cara, así que quizá sea mejor empezar a dejar de decir mentiras. La imagen ideal de nuestros padres no creo se destruyera si nos mostraran que en ellos mismos también descansa parte de lo terrible del ser humano. En cambio, cuando descubrimos que han pretendido escondernos aquello que aun siendo “terrible” es inevitable ya que forma parte de lo que también somos… se despiertan infinitas sensaciones, probablemente desagradables que teniendo en cuenta las que la vida ya trae por si sola, quizá podríamos haber evitado. Algunos nos sentimos decepcionados, otros enganyados, solos, yo que sé… Y aquí estás, en medio de una ciudad donde nadie te conoce, perdiendo virginidades. Después de pensar todo esto no puedo seguir siendo la misma. Volveré a Barcelona inmadura, adolescente, estúpida, buena, mala, morena de pelo y blanca de piel.
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