Berlin Collage (18)

24 de Junio, 2004

Siguen los días tranquilos. Pasan. Todo se acaba: el viaje y el enamoramiento. Es hora, sin quererlo, de volver a ser una mujer. Dejaré de nuevo mis quince años atrás. Soy consciente de que todo era una locura, que caminaba sobre una cuerda de plástico, pero me gustaba. Reafirmo tras este viaje mi teoría sobre la estrecha relación que creo existe entre el dolor y la creatividad. El dolor puede ser mayor o menor…no!… El dolor es dolor y no sirve de nada compararlo. Si lo comparamos con el de aquellos que creemos que sienten un dolor mayor que el nuestro o bien con dolores que hemos sentido anteriormente es debido a un impulso natural por dejar de sentirlo, una manera de protegernos de él. Cada momento es lo que es y no deberíamos comparar aquellas cosas que no se pueden medir ni contar. El dolor agudiza la creatividad y hablo de creatividad en todos los sentidos que se me ocurren. Cada uno que la desarrolle como pueda o como mejor le parezca… …todo esto es una soberana estupidez. ¿qué importancia tienen todas estas teorías, para qué sirven? Que importancia tienen ahora estos pensamientos si soy tan incosnciente de regalar mi creatividad al diablo? Apareció el diablo y le dije:-Te regalo un pedazo de la historia de mi vida para que con él puedas escribir otra mejor. Ahora me he quedado sin historia y sin sentimiento para seguir escribiendo. La suerte de ser humano y no ser diablo es que cuando crees llegar al punto en el que no te queda nada, es decir, que estás a cero, ese es justo el momento perfecto para empezar libremente otra vez. Todo es y todo está justo cuando piensas que ya no queda absolutamente nada. Todo está por pensar, de nuevo. Todo está por sentir de nuevo. Algún día, sentada en un bar con peces de colores nadando por las paredes, le volveré a explicar al diablo que estaba profundamente enamorada de él.