Bajo la sombra de una acacia (10)

Debajo de una piedra, entre la humedad y el olvido, se escondió una noche una historia de amor. Podría haber llegado cualquier ser despistado y haber dado una patada a la piedra. El acto, inútil, hubiera destapado la historia precipitándola hacía la oscuridad del bosque. Pero esto, por suerte para la historia, no sucedió, así que pasaron los días, con sus almas y sus eclipses y la historia se dejó crecer, mezclándose sin querer con la tierra y las lombrices. Entre tanto crecimiento el hombre de la historia le dijo a la mujer: tienes los ojos del color de la miel y la mujer, relamiéndose, le dijo al hombre: tienes los ojos del color del mundo. Cualquier ser despistado se preguntaría como es posible verse los ojos debajo de una piedra. Esta pregunta también es inútil.