Bajo la sombra de una acacia (4) o El reverso de la obligación (1)

Este post es un reverso sin obligación ninguna: lo hago con mucho gusto. En el lugar del post está el comentario y en del comentario, el post.

Nyota dijo:

“La mentira es la única verdad que existe. Y la libertad pensamos que existe pero es un engaño más, siempre estamos obligados a escoger… ¿Eso es libertad?
Nos denominamos ‘libres’ desde un punto de vista jurídico-social, pero no lo somos, tan sólo disponemos de un cierto albedrío y poco más. Para encontrar la verdadera libertad uno tiene que buscar en el reverso de la obligación”

4 Comments:

Blogger Glube said...

Conceptos: único, verdad, existencia, libertad, pensamiento, engaño, obligación, escoger, punto de vista, albedrío…

La verdad es lo opuesto a la mentira y es necesario que cada una de ellas exista para dar sentido a la otra. Con el paso del tiempo, más me acerco a la creencia de que no existe una única verdad. Yo tengo mis verdades, parecidas y diferentes a las de aquellos que me rodean. Por otro lado, esas verdades van cambiando con el transcurso de mi vida…así que no puedo concebir ni la verdad ni la mentira como conceptos únicos ni absolutos.

Contestar a la pregunta de si somos libres o no, me resulta imposible porque la respuesta, si no se acota el significado de la pregunta, se vuelve infinita. ¿Soy libre socialmente, económicamente, sentimentalmente, en las acciones, en los pensamientos, en las emociones, en las palabras…? Quizá sea posible ser libre en algunos aspectos y no en otros. Al mismo tiempo, la libertad puede ser entendida de múltiples formas dependiendo del lugar donde vivas, de la educación que hayas recibido, de la capacidad que tengas para vivir y sentir, para reflexionar sobre lo vivido y lo sentido El albedrío (voluntad no gobernada por la razón, sino por el apetito, antojo o capricho) no es sinónimo de libertad. No soy más libre en tanto en cuanto hago lo que quiero porque, por aquello de querer buscarle todos los pies al mismo gato, podría empezar a preguntarme hasta que punto he sido libre para elegir aquello que deseo y quiero. Por otro lado, tener que escoger no supone una falta de libertad sino una ampliación de la misma. Insito en que no puedo hablar en términos absolutos pero me resulta más libre la opción de poder elegir que la opción de no poder hacerlo. Intentando ser sincera y teniendo en cuenta donde vivo y lo que hasta ahora he podido aprender, he de reconocer que muchas de las veces en las que he creído no ser libre por “sentirme obligada” a tener que tomar una decisión aún no queriendo, ha sido provocado por no querer asumir las consecuencias de mi elección más que por ser libre o no. Creo que es delicado mezclar la verdad y la libertad en una misma frase: Libertad verdadera, verdadera libertad, verdad verdadera, libre verdad… ¿Podríamos hablar de libres obligaciones u obligaciones libres? Allá cada uno… por el momento hay obligaciones que a mi no me hacen sentir menos libre y en cambio, hay libertades que, porqué no decirlo, me dan miedo. Sería necesario aclarar el matiz que diferencia una obligación de una responsabilidad y explicar esa tendencia extraña que tenemos a confundir estos dos términos pero llegado a este punto, me doy cuenta que escribir sobre todo esto es muy complejo y es necesario ser muy exacto con las palabras y su significado. Aprovecho para transcribir un texto que casualmente leía ayer antes de recibir el comentario: “Yo sólo puedo escribir historias. Si intento escribir un ensayo de crítica o un artículo de encargo para un periódico, lo hago bastante mal. Lo que escribo entonces tengo que buscarlo fatigosamente fuera de mí. Puedo hacerlo algo mejor que estudiar un idioma extranjero o hablar en público, pero sólo algo mejor. Y tengo siempre la impresión de engañar al prójimo con palabras que tomo prestadas o que robo aquí o allá: Y sufro y me siento exiliada. Por el contrario, cuando escribo historias soy como alguien que está en su tierra, en calles que conoce desde la infancia, y entre muros y árboles que son los suyos “. (1) Este texto me hace pensar que probablemente no soy la persona más adecuada para reflexionar sobre ciertos conceptos. A todo esto, yo, por mi parte, independientemente de las acotaciones y los significados, de las verdades y las mentiras…, no puedo decir si existe la libertad o no pero, en cambio, de la misma manera que el dios que hace tiempo me inventé, sé que necesito creer en ella.


(1) Las pequeñas virtudes
Natalia Ginzburg

jueves, 01 marzo, 2007  
Anonymous Anónimo said...

¿Libertad? ¿verdad? ¿y dónde están los verdaderos libertadores? Son aquellos pequeños ángeles que nos liberan y enseñan el camino...pero...¿son ellos entonces realmente libres y están en posesión de la verdad? Se supone que así lo reconocemos tras valorar sus hechos...entonces...¿Proyectamos pues nuestros deseos en otras personas con más empuje y coherencia?

jueves, 01 marzo, 2007  
Blogger Grock said...

Me siento ignorante intentando publicar un comentario este post...
Tengo mi opinión particular al respecto de la libertad y está bastante en acuerdo con el post- comment que ya no sé si escribes tú suchen o es un estracto de un libro:
(1) Las pequeñas virtudes
Natalia Ginzburg

Igualmente creo que es en la elección donde se camina hacia la libertad... que dudo mucho llegue a ser absoluta, verdadera o completa alguna vez. Para medir la libertad, no hay un metro... igual para medir algunas hay cadenas pero siempre se es más o menos libre con respecto a. Hace falta un punto de referencia y si lo hay ya la libertad no es absoluta... no sé si me explico, si me entiendo o si importa algo lo que digo, pero dicho está.
1 abrazo

viernes, 02 marzo, 2007  
Blogger Glube said...

No se si sirve de alguna cosa que te diga que yo me siento ignorante demasiado amenudo...la paja mental del comentario la escribe suchen, la parte entre comillas, es del libro al que hago referencia. Mira...al final...lo mejor:el abrazo!!!! Otro para ti bien grande!!!!

viernes, 02 marzo, 2007  

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