Un ratito en el deslugar (33)

“Por favor, devuélvame a mi casa; a esa casa mía que deseo, si es que todavía tengo una casa, eso es, ahora es completamente de día, el sol de invierno proyecta un rayo sobre la manta arrugada a los pies de la cama, es hora de levantarse, es hora de salir, es hora de pensar quién no eres, así te dices en silencio, es realmente la hora de pensar quién no eres. […] Te vistes y sabes que es hora de terminar tu viaje, cuyo objetivo te era desconocido y que en cambio, con una claridad más deslumbradora que la luz del día, tienes la certidumbre de conocer, de poseer, de haber hecho tuyo. […] Tu viaje se ha vuelto un allegro vivace desde que, ayer por la noche, antes de quedarte dormido, leíste el libro misterioso que encontraste por casualidad en el cajón de la mesilla. Y ese libro de un autor que ya preveía todo de ti, tu itinerario, tu recorrido, te ha hecho pensar que quizá estuvieras persiguiendo tu futuro y al mismo tiempo te ha hecho adquirir de nuevo el sentido de aquello que perdiste; […] ¡es verdad, es verdad!, tú eres móvil y el tiempo te está atravesando, y tu futuro te está buscando, te está encontrando, te está viviendo: te ha vivido ya.”

Extraña forma de vida. Se está haciendo cada vez más tarde.
Antonio Tabucchi

Me despido de Carlos Ruiz Zafón, Enrique Vila-Matas, Calvino, Valéry, Auster, Pau Rubio, W.G. Sebald, Juan Gotisolo y Tabucchi. Les agradezco que durmieran cada noche en mi cama, extraños con los que he compartido mi intimidad, y no desaparecieran a la mañana siguiente después de tomar el café. ¿Puedo decir algo más? Seguramente, pero eso será desde el próximo deslugar al que aún ahora tengo que buscar un nombre.
Berlín. Enero 2005

1 Comments:

Blogger Glube said...

Pues es un placer!!! De verdad!!!
Nos vemos!

miércoles, 19 enero, 2005  

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