Un ratito en el deslugar (22)

María inventó una historía. Un año después de aquel inocente acto, la historia se enfandó con ella por haberla inventado.
Hacía tres semanas que María vivía en su nueva casa de Berlín, donde como en las anteriores, el centro de encuentro era la cocina. Allí, a parte de comer, se hablabla, se explicaban problemas, ideas, se jugaba a las cartas y se bebían cervezas. No diré que aquella noche la historía llegara a la cocina de forma inesperada, al igual que la que había inventado ella en otra cocina alemana, la historía venía precedida de un prólogo. Pero María, pese a haberlo notado y leído, se negaba a creerlo: siempre existía la posibilidad de la equivocación. Pero no. Aquel prólogo traía una historía que por venganza quería convertir a María en protagonista. Y lo hizo. La dejó sentada en la silla de madera, sin poder defenderse, sin poder decir o cambiar nada. Así, María, tuvo que aprender aquella misma noche que había historias que se inventaban y otras que se vivían y que muchas veces unas no eran tan diferentes de las otras. “Quizá la vida sea eso: inventar otra vida que bien pudiera ser la nuestra.”

1 Comments:

Blogger Glube said...

Tranqui...cada día me acostumbro un poco más a que casi nadie lea mi blog!!!
Además...es que siempre me salen muy largos!!!!

domingo, 09 enero, 2005  

Publicar un comentario

<< Home