Berlin Collage (2)
17 de Abril, 2004
Sigo en la misma habitación. Suena una trompeta en mi ordenador, pero yo todavía no me he ordenado. Son demasiados mis pensamientos y necesito sacarlos, son demasiados mis sentimientos, pero esos me cuesta más destaparlos. Es tiempo de empezar a buscar el silencio, que las palabras puedan reposar. Descrubo el sentido de la añoranza y también de la nostalgia. Intento aprender a expresar con más o menos sencillez lo complicado de las cosas que se entretejen a mi alrededor, dentro de mi. Berlín es una ciudad increible y más aún en primavera. Puedes quedarte dormida en el banco de un parque cualquiera y puedes soñar tranquila porque nadie te va despertar.
El otro día hablaba, no recuerdo con quien, de la soledad .Cada día pesa más en mi la certeza de creer que estamos encerrados en burbujas de un cristal irrompible. Vemos a los demás claramente, pero al acercanos, nuestros cristales topan en silencio. Empiezo a estar cansada. Quizá los corazones no sientan, quizá sólo bombeen sangre, sin saber hacia donde, encegados.
Sigo en la misma habitación. Suena una trompeta en mi ordenador, pero yo todavía no me he ordenado. Son demasiados mis pensamientos y necesito sacarlos, son demasiados mis sentimientos, pero esos me cuesta más destaparlos. Es tiempo de empezar a buscar el silencio, que las palabras puedan reposar. Descrubo el sentido de la añoranza y también de la nostalgia. Intento aprender a expresar con más o menos sencillez lo complicado de las cosas que se entretejen a mi alrededor, dentro de mi. Berlín es una ciudad increible y más aún en primavera. Puedes quedarte dormida en el banco de un parque cualquiera y puedes soñar tranquila porque nadie te va despertar.
El otro día hablaba, no recuerdo con quien, de la soledad .Cada día pesa más en mi la certeza de creer que estamos encerrados en burbujas de un cristal irrompible. Vemos a los demás claramente, pero al acercanos, nuestros cristales topan en silencio. Empiezo a estar cansada. Quizá los corazones no sientan, quizá sólo bombeen sangre, sin saber hacia donde, encegados.
1 Comments:
Sí, però... en silenci?
La gràcia del cristall, a més de permetre't poder veure aquell preciós ésser al qual mai et podràs acabar d'acostar, és que dringa. Quan farts de contemplar-vos, de rodar, de dedicar-vos palmes esteses sobre la paret curvada i transparent, us decidiu de veritat a xocar, hauríeu de sentir, com a mínim, soroll. Encara que realment seguiu estant lluny, separats pel cristall. Ambdós mig sords i amb el cul a terra després de caure per la violència de la topada.
Potser sí que el tacte no existeix, que el gust és una mentida, que el cor és una simple bomba... però que almenys les orelles facin mal.
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